Cuento: El rey cerdo

Gianfrancesco Straparola



Versión de "La bella y la bestia"


***
Hace mucho tiempo, había un rey sabio que tenía una gran esposa; pero no, hijos.

Un día, mientras la reina estaba durmiendo, en el jardín, tres hadas vinieron y lanzaron un conjuro. La reina daría a luz un hijo, con la piel de un cerdo y con los modos de un cerdo. El rey decidió criar a su hijo como un ser racional, y no como una bestia bruta.

Cuando el príncipe se hizo mayor, comenzó a hablar como un ser humano, pero seguía revolcándose, en el barro, como hacen los cerdos. Cuando fue suficientemente mayor, decidió casarse con la hija mayor de una mujer muy pobre, que tenía tres hijas.

Pero, tras la boda, ella lo desdeñó, y dijo que lo asesinaría, cuando él se quedase dormido. El príncipe cerdo conocía sus intenciones, y, la primera noche, la mató.

No mucho después, él se casó con la hermana de ella, y, de nuevo, mató a su prometida, la noche de bodas. A la mañana siguiente, él afirmó que fue en defensa propia, como en el otro caso. 

Al final, eligió casarse con la hija menor, llamada Meldina.

Era muy diferente de sus dos hermanas, y no le importaba sentarse junto a él, incluso si él estaba sucio.

Meldina le dijo a la reina:

- Hay tres sabios dichos que recuerdo. El primer es: “No pierdas el tiempo, buscando lo que no se pode encontrar.” El segundo dicho es: “No creas nada de lo que oigas, excepto lo que suponga sentido y razón.” El tercer dicho es: “Una vez que poseas un tesoro, cuídalo.”

Meldina le mostró que no estaba disgustada por su aspecto y suciedad, sino que se preocupaba por él.

Pasaban juntos, hablando, un montón de tiempo, y se convirtieron en grandes amigos. Un día, pensó que ella merecía conocer su secreto: a la noche, se podía quitar la envoltura, la piel de cerdo, y, debajo, era un hombre atractivo.

Tuvieron un bebé (ser humano), y la felicidad fue casi completa, en la familia. Meldina le contó el secreto a la reina, y ella y su marido fueron al dormitorio, por la noche, para comprobar la verdad.

De hecho, encontraron la piel de cerdo, en un rincón de la habitación, y, sobre la cama, estaba tumbado un home muy guapo.

El rey y la reina estuvieron tan orgullosos de su hijo que decidieron darle la corona, y hacerlo rey.

Y vivieron felices, para siempre… Pero, el nuevo rey, durante toda su vida, sería llamado: REY CERDO.

FIN



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